Para adentrarnos en el mundo de la
orfebrería debemos comenzar por sus inicios, para ello empezaremos por la
orfebrería egipcia.
“La orfebrería egipcia que se caracterizó por su nivel de exigencia y
exquisitez, requirió de un metal, cuyas característica naturales fueron
garantía de esa exigencia, por lo que el oro se adaptó perfectamente a esos
niveles de exigencia, por su brillo, por su maleabilidad y por su
inalterabilidad a través del tiempo. Por eso se usó con tal profusión, no solo
en orfebrería, sino también para enchapes sobre piedra, madera y otros
materiales. Era el símbolo de la carne divina, el color de la eternidad, por
eso las máscaras de las momias y los sarcófagos, se cubrían en oro”.
Brazalete egipcio/ Fuente |
“Las piezas de orfebrería que
han quedado de la antigua civilización egipcia atestiguan que sus artistas
poseían ya una técnica casi perfecta. Los orfebres egipcios sabían fundir,
cincelar, repujar el metal, incrustar pequeñas láminas de cristal y piedras en
el oro. En el tesoro de Ramsés II hay unas tazas en plata parcialmente doradas,
en las que pueden verse los fondos decorados con unos grupos de animales
repujados levemente.
Se han encontrado un gran número de
piezas de joyería: coronas, collares instaladas en las cabezas, diferentes
tipos de adornos, tales como pequeñas rosas, cintas de oro, y algunas bandas
simples como adornos. Había también diferentes tipos de cinturones, tales como
las correas de cintura. Algunos tipos de pendientes o aros, brazaletes,
pulseras, anillos y collares”.
Realizado por: Ángela García de Dionisio
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