lunes, 17 de marzo de 2014

Orfebrería Gótica

"La orfebrería gótica conoce dos vertientes, importantes en igual medida si nos atenemos a la brillantez de los resultados obtenidos: la religiosa y la profana. Los orfebres las cultivaron por igual aunque se han conservado más manifestaciones de la primera que de la segunda. La sociedad medieval apreció los objetos lujosos y los encargó para embellecer las iglesias, sus residencias e incluso como adorno personal. Los inventarios son un instrumento inestimable para evaluar la importancia de esta producción que en muchas ocasiones no se conserva porque se ha destruido al transformarse.

Cruz con engastes/ Fuente
La reutilización de los materiales nobles de ciertos objetos cuando éstos perdían actualidad fue muy frecuente. Ocurrió que para la obra del cáliz, el relicario o la custodia del siglo XVI muchas veces se fundieron las piezas medievales que ya existían. Si no se dio esta circunstancia, los tesoros de las catedrales, abadías o monasterios sirvieron para hacer frente a los gastos generados por las guerras o como botín para alguna de las facciones en conflicto. No obstante, contamos con testimonios abundantes para evaluar la transformación o mayor frecuencia de ciertas tipologías.

El material más genérico fue la plata sobredorada, embellecida con aplicaciones de esmaltes que a partir de principios del siglo XIV fueron traslúcidos. Durante el gótico para los objetos de uso litúrgico se consolidaron las tipologías anteriores, aunque se introdujeron elementos nuevos. El pie de los cálices, cruces, relicarios, etc. abandona su forma circular para hacerse pediculado; los brazos de las cruces se complican y sus extremos adoptan forma flordelisada.

En lo que respecta a los relicarios, se generaliza el uso de los denominados parlantes. Ciertamente ya existían en época románica pero ahora se producen en abundancia como medio de dignificación de las reliquias. Cabezas, bustos, brazos, dedos, incluso pies. Dentro de la modalidad, el formato que encierra mayor atractivo es el de la escultura completa. Figurillas de santos, santas, de la Virgen María se confeccionan con gran oficio en los centros más relevantes. Recordemos el relicario ofrecido a Saint-Denis por Jeanne d'Evreux, una de las piezas capitales dentro del género.

También se aleja del formato tradicional el relicario de San Galgano (ahora en la parroquia de Frosini) que se fecha hacia 1315-1320, con unos magníficos esmaltes en la parte baja del cuerpo-ostensorio. El apartado más espectacular dentro de esta producción lo constituyen los altares, sean "antipendia" o "retrotabula", y los baldaquinos que los resguardan. Recordemos de nuevo que se trata de una producción que viene ya del románico o si se quiere de época carolingia, pero esto no excluye que se alcancen niveles muy altos en calidad y diseño".

Realizado por: Ángela García de Dionisio

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